El Negrillón

En 1.574, siendo párroco de Boñar, D. Suero Alfonso y obispo de León D. Juan de San Martín, visita esta villa en su nombre el señor bachiller D. Juan Gutiérrez. Entre sus mandatos resalta uno de sus apartados que titula "Olmeda" y dice:

"Item mando el señor visitador al rector y mayordomo que haga ecerrar la olmeda desta Iglia de pared o vargaños enderredor para que los olmos crezcan y los virgultos pupulen y que para la costa desto se corte y venda el olmo grande".

De este párrafo aranca fiablemente la tesis sobre el origen del famoso Negrillón. Descartado el negrillo más viejo que fue cortado, nos queda pensar que, con el tiempo, ese huerto cercado acogió una negrillera de escasos ejemplares. Las podas y el celo de sus ciudador harían progresar alto, robusto y esbelto al olmo irradiante de vida que, en un futuro no muy lejano, lograría la distinción de símbolo e hijo predilecto de la villa que lo vio nacer. Los añor, la climatología y las enfermedades a que está ligado todo er viviente provocaron los primeros síntomas de agotamiento de este espléndido Negrillón de 450 años. La maldita grafiosis atraviesa los Pirineos en 1980. Como la peste que segaba vidas humanas en su infancia, veía como aquel mal siniestro llamaba a las puertas de su longevidad bien llevada. El cuadro médico era alarmante: sequedad de la corteza, falta de riego en sus extremidades, pérdida de hojas, palidez aguda. El diagnóstico, muy grave. La opción directa en el tratamiento de la enfermedad inequívoca: fungicida por inyección en sus raíces. No responde satisfactoriamente. Se suceden los intentos aunque todos temen ya el terrible desenlace. Su ilusión de ver el segundo milenio queda frustrada a sólo diez años de cumplirse"

("Boñar. Final de un histórico letargo", pág. 99)

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